
Fotografía cortesía de Parkwood Entertainment
En febrero de este año, desde el sorpresivo lanzamiento de su sencillo “FORMATION”, justo un día antes de su presentación en el medio tiempo del Super Bowl 50, supimos que una vez más seríamos parte del discurso de Beyoncé que hace tiempo dejó de ser solo una declaración musical.
Después de 2 meses de espera —tres años para la BeyHive—, con asombro se lanzó a través de un evento especial por el canal HBO, la premiere del audiovisual LEMONADE el sexto álbum de la cantante. Aún sin que podamos entender como es que una de las artistas más populares del planeta logró mantener en absoluto y total secreto el contenido de su nuevo material. La experiencia nos fue entregada en dos diferentes formatos: el audiovisual en la premiere televisada y el auditivo con el streaming a través de la plataforma TIDAL, justo al terminar el primer evento.

Fotografía cortesía de Parkwood Entertainment
Quienes sintonizamos el acontecimiento, estamos familiarizados con su historia y sobrellevamos el siempre presente hermetismo acerca de su vida personal, entendimos inmediatamente que Beyoncé nos estaba hablando con el corazón en la mano a través del dolor, como jamás la habíamos visto o escuchado. Sentimiento no necesariamente atribuible al engaño por parte de su esposo Jay-Z —como parece describir desde el primer guión—, sino del dolor por cualquier abuso a la condición de mujer. Porque, por supuesto, es un proyecto feminista.
Where do you go when you go quiet?
The past and the future merge to meet us here.
What luck…
What a fucking curse.
A través de una serie de líneas creadas por la poeta Warsan Shire y visuales coloridos que nos transportan de un campo solitario, a un lujoso rascacielos, para ir entonces en caída libre a lo profundo de una mansión completamente inundada, LEMONADE nos describe por capítulos la jornada en que nos puede llevar el dolor y la revaloración de uno mismo. Intuición, negación, ira, apatía, vacío, responsabilidad, mejora, perdón, resurrección, esperanza, redención.

Fotografía cortesía de Parkwood Entertainment
Contemplamos la ruptura del espíritu, escuchamos a través de los poemas de Shire y la oratoria de la cantante, cómo las mujeres entendemos los abusos desde muy temprana edad como «una suerte que te tocó; una maldición con la que debes lidiar». Casi genético. No, ella no es la única mujer que ha sufrido abusos y, sin afán de crear una escala valorativa de injusticias, probablemente tampoco ha sufrido esos, los más terribles. Pero, por lo expansivo de su plataforma, siempre se agradece la apertura que da a estos temas pues es imposible negar que, lo que diga Beyoncé, genera diferentes discursos que el mundo va a escuchar.
“The most disrespected person in America is the black woman.
The most unprotected person in America is the black woman.
The most neglected person in America is the black woman.”
Madres víctimas de pérdidas por atrocidades que han sido motivo del movimiento Black Lives Matter; cantantes como Zendaya Coleman quien ha sido criticada por expertos en moda por verse «demasiado negra» en eventos sociales; Ms. Hattie, abuela de Jay-Z, en su cumpleaños número 90 explicándonos qué hace con los limones que le da la vida; la tenista Serena Williams señalada siempre por actitud atrevida, quien en 2015 recibió fuertes críticas y desaprobaciones después de ser elegida como ganadora del premio «Sportsperson of the Year» de la revista Sports Illustrated. La gente estaba indignada porque habia ganado contra «American Pharoah» que, si no están familiarizados con el tema: es un caballo…
El visual nos refleja todo el tiempo, a través de la poesía, crítica de temas sociales como la inequidad de género, clases sociales, razas. Todo representado por y para el empoderamiento femenino. Beyoncé es esa mujer, modelo a seguir, que tiene poder absoluto sobre lo que hace, lo que dice, del fruto de su trabajo, que nos invita a ser empáticas con otras mujeres y unirnos porque compartimos causa, que señala responsables, que tiene un compañero para toda la vida, que perdona, que logra. A través de mostrarse vulnerable nos posibilita a sentirnos orgullosos de nuestras propias batallas.
Why do you deny yourself heaven?
Why do you consider yourself undeserving?
Why are you afraid of love?
You think it’s not possible for someone like you
But you are the love of my life…

Fotografía cortesía de Parkwood Entertainment
Para los espectadores que entendíamos a la cantante y su esposo como ejemplo de relación amorosa, estábamos al borde de la perturbación mental debido a que todo aquello que pasaba frente a nuestros ojos y cruzaba nuestros oídos, parecía una catarsis que terminaría en divorcio. Pero entonces, el abismo que parecía infinito entre las preguntas sin respuesta y el perdón, se fue desvaneciendo: triunfaba el “verdadero amor”.
En lo musical LEMONADE es arriesgado: contiene samples de Led Zeppelin, Animal Collective y una versión de la canción Can’t Get Used To Losing You con la banda The Beat. Beyoncé juega con géneros musicales y colaboradores —como en DON’T HURT YOURSELF con Jack White o 6 INCHES con The Weeknd— que parecería en teoría no rendirían frutos, pero que dan un toque novedoso a los ritmos que el pop nos tiene acostumbrados.

Fotografía cortesía de Parkwood Entertainment
True love brought salvation back into me
With every tear came redemption
And my torturer became my remedy
La extraordinaria voz emocional, casi gutural, que nunca habíamos escuchado con SANDCASTLES se acompaña únicamente de un piano; una muestra de sus raíces sureñas y las relaciones complicadas con la figura paterna en ambientación country blues en el tema DADDY LESSONS; un nuevo himno de libertad racial de la cultura afroamericana con tintes de rock gospel y un sampleo de la banda mexicana Kaleidoscope —un futuro clásico para esa y muchas otras causas— en FREEDOM junto con Kendrick Lamar. Sin lugar a dudas: el mejor disco hasta el momento en la carrera de Beyoncé y
probablemente el mejor de este año.