
La organización de eventos es una tarea titánica y compleja, requiere que se consideren diversos factores y definitivamente no puede dejarse en manos de cualquiera, mucho menos si hablamos de un evento de gran magnitud.
Incluso a nivel “personal”, el simple hecho de organizar una reunión entre amigos sin que surjan contratiempos puede considerarse ya un logro, y es que coordinar disponibilidades, elegir un lugar, saber a quien invitar, determinar un horario y lograr que todos lleguen a tiempo es casi utópico; en serio, los invito a realizar ese ejercicio sin encontrarse con al menos un “pero” en el intento.
Hablemos de casos y cosas concretas, recientemente el incidente del festival Hell and Heaven dio mucho de que hablar, y es que alrededor de éste y su lamentable cancelación de último minuto giraban las más aventuradas teorías: que si era una venganza política, que si otros promotores intervinieron para evitar que se llevara a cabo, que si a los organizadores se les había salido de las manos, que si el narcotráfico tenía amenazado el festival, en fin, disparates salían cada minuto en redes sociales sin que nadie pudiera evitarlo.
Al final sucedió lo inevitable: El festival sería cancelado.
No pretendo entrar en polémica respecto a la manera en que los organizadores manejaron la información, realmente considero que en su espíritu emprendedor y positivo se albergaba la esperanza de que las circunstancias tuvieran un giro favorable, sin embargo reitero, había un sinnúmero de elementos que se debían considerar y que, con la premura del tiempo y otros elementos en contra, llevaban al fracaso inminente.
El caso H&H es solo uno de muchos, ¿porqué generó tanto revuelo? Bueno un evento de este género y magnitud era una verdadera novedad en nuestro país, hubo un mal manejo de la información, y los medios, tanto tradicionales como electrónicos se encargaron de hacerlo un verdadero circo.
Esto me llevó a pensar: ¿Qué elementos intervienen en la cancelación de un evento? ¿A qué se debe que se susciten tantas cancelaciones?
No pretendo hacer una lista de los eventos cancelados porque sería interminable, y es una situación que no respeta género musical, lo mismo le pasa a los poperos, banderos, rockeros, norteños, reggaetoneros, metaleros, en fin, nadie se salva.
Para responder éstas preguntas debemos regresar al primer punto de esta nota: La logística
Una buena logística y organización derivan en un evento exitoso, en el que no se presenten percances o estos sean mínimos.
El promotor, encargado de esta tarea debe ser un negociante nato, capaz de cerrar un trato con el artista, con dueño del recinto donde se llevará a cabo el evento, con los funcionarios que otorgan los permisos, y con todo aquel que se requiera. Asimismo debe ser diplomático, llevando una buena relación con cada elemento necesario.
El factor logística/organización es clave, la primer responsabilidad recae directamente en los promotores/organizadores, y su preparación, capacidad y profesionalismo.
Después tenemos otro elemento: El talento. El promotor debe saber elegir su producto, y es que en una época como la nuestra los artistas son prácticamente desechables, por lo que hay que tratar de aprovechar sus “5 minutos de fama” tanto como sea posible. Es por ello que es más viable que venga el “artista de moda” que un “icono de la música” (y que el primero sea un sold out y el segundo cancele).
Los artistas son criaturas complejas.
Algunos razonables cuyas “exigencias” para presentarse son comprensibles, otros por el contrario, demandan atenciones como si se tratara de la personificación de una deidad en la tierra.
Cuando el artista es un verdadero profesional, comprometido con su trabajo y su público, organizará, con ayuda del promotor, un show donde todo se desarrolle en tiempo y forma.
El factor talento/artista es donde recae la segunda responsabilidad.
La industria de la música es un negocio (Show me the money!)
Los músicos no pueden vivir de “amor al arte” (no siempre), mucho menos los promotores, todo es cuestión de dinero, y éste es el combustible que permite que un evento se lleve o no acabo. Como consumidores tenemos la mala fama de dejar las cosas para el último minuto sin considerar que las cifras en taquilla tienen un plazo límite determinante para la realización de un evento, y es un hecho que nadie va a invertir en un producto que se quede en los anaqueles. El factor dinero es el tercer elemento a considerar.
El cuarto punto en esta lista es el más importante de todos, fundamental para que cualquier evento sea posible: EL PÚBLICO.
Sin una audiencia el concepto de presentación simplemente carece de sentido. El show es un servicio, sin alguien que lo consuma este servicio éste no tiene razón de existir (oferta-demanda). Y si creemos que el artista es caprichoso, el público lo es aún más.
El hecho de que la agenda de eventos se vea cada día enriquecida con presentaciones variadas y de mayor calidad es un fenómeno relativamente reciente, esto genera un cambio en los hábitos de consumo respecto a este tipo de servicios: mientras antes nos quejábamos de que no venían artistas de renombre a nuestro país, ahora nos quejamos de que no tenemos dinero para pagar por tantos eventos. El público comienza a volverse selectivo, por gusto y por necesidad.
Estamos acostumbrados a culpar a otros de nuestros propios errores, y resulta muy sencillo satanizar a los promotores y/o artistas de una responsabilidad que también es nuestra.
Los espectáculos de calidad se dan siempre y cuando cada uno de los elementos que los conforman aporten su parte correspondiente, y nuestro papel como público radica, en el punto de vista de su servidor en algo muy sencillo: EDUCACIÓN Y RESPETO.
Tenemos que aprender a valorar el trabajo de aquellas personas que realmente se esfuerzan por ofrecernos shows de primer nivel, entender que ésta es su pasión y dedican toda su energía y tiempo a ella.
Respetar el trabajo del promotor, que hace una apuesta al decidir traer a un artista ante un público que bien puede recibirlo con los brazos abiertos o mostrarse indiferente ante el.
Respetar el trabajo del artista que ensaya 8 o más horas al día, que viaja de un país a otro sin descanso e invierte todo su talento para ofrecer una presentación que para ti sea inolvidable.
Respetar la labor de cada elemento encargado de montar un show, la gente del audio y las luces, las personas que arman y desarman el escenario, el personal de seguridad, las personas que se quedan a limpiar la cerveza que se te ocurrió lanzar a los que estaban adelante de ti.
Respetar la labor de los medios que se encargan de promover los eventos y que tu puedas enterarte de todo lo necesario.
Más allá del dinero, de los problemas de organización y otros factores que no están en nuestras manos, debemos de considerar estos puntos, y es que finalmente el éxito o fracaso de cualquier evento, lo determina el público.
Publicado originalmente en Kä Volta: http://www.kavolta.com/2014/04/en-el-pais-de-las-cancelaciones/
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